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¿Soy Demasiado Viejo Para Aprender?

La Neurosciencia ha avanzado tanto en el descubrimiento del potencial del Cerebro Humano que hoy nos permite descartar viejos mitos relacionados con la facultad de aprender.

Gracias a estos avances de la ciencia estamos entrando a una época donde podemos volver a creer en nuestra capacidad de aprender toda nuestra vida y saber que hasta el último momento podremos disfrutar, crecer, imaginar, inventar y utilizar de mejor manera las habilidades  de aprendizaje que tenemos.

Estos son algunos descubrimientos que la Neurosciencia nos dá a conocer.

1.- Podemos aprender toda nuestra vida. Aunque hay etapas de la vida de un ser humano en la que el cerebro es más flexible para aprender ciertas habilidades como aprender idiomas o música, no hay impedimento en que pueda  hacerlo a cualquier edad.

2.- Podemos recuperar habilidades perdidas o deterioradas en los primeros años de nuestra vida si posteriormente  practicamos llevarlas a cabo. Aunque una parte del cerebro esté dañado se elaborarán nuevas conexiones neuronales que permitirán usar otras áreas del cerebro.

3.- Queda comprobado que ciertas áreas de nuestro cerebro funcionan mejor cuando  aprendemos conviviendo con otros seres humanos en vez de aprender solos.

4.- El cerebro es flexible para aprender de acuerdo a las necesidades de nuestro contexto. Adapta sus habilidades de acuerdo las necesidades del entorno. Por ejemplo:

5.- El hipocampo del cerebro de taxistas que necesitan memorizar lugares y direcciones, crece más que el de personas que no necesitan esta habilidad de memoria espacial.

6.- En el cerebro de los músicos las regiones que tienen que ver con la inteligencia musical también se desarrollan y crecen más por el trabajo adicional que refuerza esas conexiones en el cortex.

7.- Jugadores de beisboll que practican enfocarse en batear la pelota, hacen que la práctica  haga crecer el área del cerebro relacionada con la percepción visual.

8.- La plasticidad del cerebro permite que ciertas áreas de este crezcan de acuerdo a su uso. También queda demostrado que si dejamos de usarlo, el cerebro disminuye en tamaño. Lo que comprueba que hemos sido creados para mantenernos en aprendizaje constante.

Vé a continuación este video que narra a detalle todos estos descubrimientos hechos por  Neurocientíficos en Londres. Después de haberlo visto, piensa si esta información cambia tus crencias acerca de tus capacidades de seguir aprendiendo cosas nuevas pemanentemente. Me encantríaa saber qué descubriste en tí.

httpv://youtu.be/-Tug67WZK60

Déja tus comentarios o preguntas.

¿Los Adultos Tenemos Derecho a Jugar?

¿Sabías que jugar es cosa seria?

Nos dicen los expertos que la necesidad de jugar es algo que debemos de tomar muy en serio. Y no solamente cuando somos niños, sino toda nuestra vida. El juego, propiamente dicho, es aquel que no lleva necesariamente implícita  la competencia, ni un marcador, ni le importa contar calorías. El juego puro, no tiene un propósito determinado, tiene valor por sí mismo, el objetivo es divertirse. En él,  todos ganan solo por el hecho de estar participando. Es una actividad voluntaria, entretenida y que hace perder la sensación del tiempo.

Los estudiosos del juego nos dicen que algunos de sus beneficios son desde neurológicos, sicológicos, sociales,  hasta fisiológicos. Además  el juego ayuda a desarrollar los músculos  y a mantener saludables las articulaciones, aumenta la producción del factor neurotrópico del cerebro, conocido como endorfinas y nos orienta a practicar movimienos que serán de mucha utilidad para toda la vida.

El Dr, Stuart Brown creador del Instituto del Juego,  ha dedicado muchos años de su vida a investigar los efectos positivos de participar en actividades de juego. Algunos de los beneficios que brinda el juego son:

Permite aprender nuevas habilidades físicas y mentales.
Estimula la creatividad y el liderazgo
Prepara para el trabajo en equipo.
Enseña a tomar decisiones.
Genera confianza a tomar riesgos.
Vuelve a las personas más flexibles y adaptables.

En el pasado jugar significaba inventar juegos. Tomar una caja, meterse en ella, convertirla en un carrito, edificio o montaña. El tomar una pelota y aventarla sin dejarla caer, pintar figuras en el piso con gis y brincar con un pié haciendo distintas combinaciones, trepar a los árboles, hechar carreras, jugar «quemados», «las traes», o «las escondidillas». Otro tipo de juegos eran las rondas, canciones que nos indicaban las acividades o movimientos que había que hacer. La casi olvidada «Doña Blanca», o «A la víbora de la mar». Muchos de estos juegos se llevaban a cabo al aire libre, a los niños nos gustaba jugar en el patio, en el parque o fuera de la casa de los amigos.

Las mamás sabiamente nos sugerían juegos y actividades que nos permitían estar algún tiempo recibiendo los rayos del sol y el aire fresco. Hoy sabemos que estos dos factores contribuyen a sentir felicidad y contento, ya que está comprobado que los ojos de los seres humanos necesitan al menos dos horas de recibir la luz solar al día y que la falta de ésta puede provocar depresión.

Por el contrario, hoy en día el juego se ha convertido en una actividad solitaria y de encierro. Una gran cantidad de niños matan el aburrimiento con juegos electrónicos,  un monitor de juego, desde los de bolsillo, hasta las grandes pantallas. Muchas veces con audífonos e interactuando con un jugador virtual preprogramado. Aislándose por completo de las personas que los rodean y de su medio ambiente.

Cada vez más los niños están llevando  una vida más y más sedentaria. Esto sin contar que muchos del contenido de estos videojuegos tienen que ver con violencia o agresividad. Donde el niño personifica a un jugador que tiene ya diseñada una personalidad prediseñada que no deja espacio para la exploración y al desarrollo de su propia individualidad.

Necesitamos recuperar la escencia del juego, las idas al parque, la importancia de los amigos, las risas, la convivencia y el uso del cuerpo y de la mente de manera creativa. Los adultos tenemos doble tarea. Enseñar y motivar a los pequeños a esta clase de juegos simples y divertidos, así como permitirnos  a nosotros mismos jugar más. Darnos el tiempo de jugar sin sentimientos de culpa. La sociedad hoy parece que premia a los que se definen como workaholics, ¿porqué no tener momentos de playaholics también?

Debemos romper la rutina de trabajo dándonos por aquí y por allá 10 minutos para jugar, encestar un balón, bromear, organizar un pequeño juego en el trabajo o la oficina, en fín, incluir en nuestra agenda momentos divertidos que nos recarguen de energía y endorfinas para balancear nuestros largos días de intensas responsabilidades.

O tú, ¿Qué opinas?

¿Tus Hijos te Consideran Buena Mamá?

Cuando se trata de saber si hemos hecho buen trabajo como mamás, los hijos son los que nos dan la respuesta.

En el momento de  iniciarmos en el hermoso camino de ser padres, las emociones que sentimos pueden ser muy variadas: ansiedad, gozo, inquietud, temor, alegría, felicidad, ilusión.

Todas estas emociones son el producto de saber la gran responsabilidad que implica tener  en nuestras manos la vida de seres tan frágiles que al principio de su vida dependen entramente de nuestra habilidad y forma de cuidarlos.

Recuerdo el momento en que la enfermera me hizo firmar unos papeles en el hospital donde nació mi primera hija hace ya 17 años. La sensación de firmar de recibido a una bebé que estaba sana y llena de vida, lista para salir al mundo y que esa firma significaba que de ahí en adelante dependería de mí su vida, su integridad, su salud, su educación, hizo que me salieran las lágrimas.

Me pude dar cuenta al recibir a mi primer bebé en mis brazos, que era un Ser Humano lo que se me estaba entregando y que para toda la vida esa unión y conexión que ya habíamos empezado a sentir desde que estaba en mi vientre, sería para toda la vida… quizá para toda la eternidad.

Me inicié como mamá con tanto gusto, con temor al principio de no saber siquiera como bañarla o reconocer si necesitaba comer, o dormir, o ser abrazada. Sin embargo, cada minuto que pasaba me dí centa que ella y yo teníamos una comunicación muy profunda, plena y constante.

Al nacer mi segundo hijo, 10 años atrás, me sentía con mucha más seguridad. Los primeros 6 años de ser mamá me habían dado la certeza de que ser mamá era algo bello, natural y que podía hacer un buen trabajo por segunda vez. En esta ocasión, fué un niño. Fuerte y muy activo y a diferencia de lo que yo imaginaba, fué como volver a ser mamá por primera vez.

Ahora cuidar de un bebé varón tenía otras características. Aprendí de nuevo a ser mamá, pues cada hijo es único, tiene su propio ritmo, caracter, horarios y temperamento.

Había desde hacía varios años leído ya muchos libros en relación a la formación de las experiencias y creencias en la mente de los pequeños, así que puedo decir que me sentía con más armas que la mayoría de los papás que yo conocía para ir formando desde casa a mis propios hijos.

Recuerdo que cuando supe que los niños a la edad de 7 años han oído la palabra «NO» decenas de miles de veces, hice el propósito de encontrar otra forma de comunicarme con ellos cuando estuvieran haciendo algo que fuera incorrecto o peligroso para ellos. Encontré la expresión «HEY», como una forma de llamar su atención para después decirles, mira esto, hazlo con cuidado, vamos por este otro lado, pongamos eso en su lugar, etc.

Mi papá que observaba siempre que lo visitabamos cómo nos desenvolvíamos como mamás todas sus hijas, siempre admiró la forma en que con cuidado, atención y amor íba dando dirección a las actitudes y acciones de mis hijos. Hoy en día sé que admira mucho el resultado que vamos teniendo en su formación.

Cuando mi hija se acercaba a los 12 años, amigas y familiares me decían: «Espera a que llegue a la adolescencia, cuando les entra la punzada y entonces sí vas a ver que terribles se ponen los hijos.» Cada vez que oía ese comentario yo respondía, yo me estoy preparando para disfrutar de ese momento en la vida de mi hija; y efectivamente, estos años han sido una delicia.

Ha sido maravilloso tener conversaciones con ella sobre su trancisión a la vida adulta, descubrir juntas sus talentos, pasiones, sueños. Acompañarla de compras o al salón de belleza verla experimentar con estilos, colores buscando encontrar su propia personalidad. Conocer a sus amigos y amigas, saber cómo se divierten, actualizarme en música, videos y programas de cómputo… ha sido fabuloso.

Con mi hijo de 10 años, he aprendido a disfrutar de los juegos de niños, jugar a las escondidillas, observarlo en sus clases de natación, karate o gimnasia  e incluso gritar emocionada en sus partidos de futboll soccer.

Le hemos enseñado a tener una buena relación con el dinero desde pequeños, aprender a ahorrar, a invertir, a planear, a trabajar por metas, a ser generosos, a apartar dinero para dar. Es muy gratificante ver a un niño de esa edad que puede tener sus ahorros en un frasco frente a él sin sentir que tiene que correr a gastarlos y que a cambio está pensando cambiarlos por una moneda antigua o ponerlos en el banco preguntando cuál es la mejor taza de interés.

Lo que nosotros como padres podemos dar a nuestros hijos en formación, valores, y principios es invaluable. No debemos perder la oportunidad de ir cuidando su desarrollo físico, mental y emocional.

Estas dos últimas noches mi pequeño estaba enfermo, con fiebre y sintiéndose realmente débil fisicamente. Hoy por la mañana se levantó diciendo: «Mamá, gracias por cuidarme estos días, sobre todo en las noches». El no recordó que era el día de las madres en México, pero su agradecimiento y su abrazo fué tan espontáneo que valió por eso todavía más que el abrazo y el beso que la tradición marca.

Hace una semana, cuando me vió saludando y acariciando a dos pequeñitos de 3 y 1 año de edad de una familia cercana, me dijo: «Mamá, yo creo que sus papás se dieron cuenta que tú sabes cómo tratar a los niños muy bien, ojalá que aprendan como tú lo haces». Solo le sonreí y le dije, ellos como papás también están aprendiendo, ojalá les haya ayudado.

Un ratito más tarde, ya en el coche se quedó un rato callado y me dijo: «Mamá, ¿sabes? yo creo que has hecho muy buen trabajo conmigo».

Cuando mi hijo me dijo esa frase no pude mas que parar a un lado el auto y decirle viéndolo a los ojos. «Mi niño, tú no sabes lo que esas palabras significan para una mamá. Gracias por hacerme sentir que he sido una buena mamá«.

No hay mejor reconocimiento para una madre que el que sus propios hijos le pueden dar.

¿Tu, qué opinas?

Las Mujeres y Nuestro Papel en La Política

Las Mujeres y Nuestro Papel en La Política

Las Mujeres y Nuestro Papel en La Política

En el marco del Mes de Marzo, mes de la mujer, quiero dirigirme a todos ustedes, para invitarlos a que replanteemos el significado de esta fecha. Antes que nada, me gustaría hacer énfasis en la palabra conmemoración para dejar a un lado el término celebración cuando hablamos del Día Internacional de la Mujer.

¿Por qué les digo esto? Porque a lo largo de la historia, las mujeres en distintas partes del mundo han luchado y muchas veces sacrificado sus vidas en pro de lograr la equidad, la igualdad y el reconocimiento de los derechos de las mujeres. Y si bien esto puede ser un motivo el día de hoy de celebración, lo más importante es recordar solemnemente la lucha de estas mujeres y honrar lo que ellas hicieron para ubicarnos en la visibilidad social, económica y política en la que nos encontramos hoy.

Por ejemplo, en 1792, la filósofa y escritora inglesa Mary Wollstonecraft publicó su obra Vindicación de los Derechos de la Mujer, en respuesta a los escritos en los que Rousseau afirmaba que las mujeres debían recibir una educación diferente a la de los varones, pues ellas estaban hechas para agradar. En su obra Wollstonecraft defendía que las mujeres recibieran una educación de la misma calidad y extensión que la de hombres. Hoy tenemos ese derecho a la educación.

Y se preguntarán, ¿Cómo podemos honrar a quienes nos precedieron en esta jornada por los Derechos de la Mujer? La respuesta es simple: Participando activamente. Y con esto no estoy invitándolas a que nos levantemos en mítines o en huelgas como aquellas mujeres en su momento tuvieron que hacerlo, lo que quiero ubicar en nuestras mentes, es la importancia de estar conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor, poner en una balanza lo que queremos y lo que no queremos, que futuro se vislumbra y qué podemos hacer dejarlo establecido o cambiarlo.

Se acercan tiempos, de posibles cambios. ¿Hacia donde se dirigen esos cambios? Eso está en nuestras manos y en nuestra voz. Usémoslas para continuar el trabajo de cambio, aún queda mucho por hacer, no demos por hecho que está terminado. Aún hay muchas mujeres que no tienen las mismas oportunidades de estudiar. Aún hay mujeres que no perciben los mismos ingresos que los hombres por realizar trabajos similares. Aún existe explotación y abuso.

Las mujeres de otras épocas tuvieron el valor de hablar en voz alta lo que solo se les permitía murmurar en lo oscuro de sus habitaciones. Nosotras, las mujeres de esta época somos capaces de comunicarnos a través del teléfono, la internet, un mensaje de texto, un chat o un blog, usemos esos medios para hablar de cosas trascendentes. Como dijo Martin Luther King Jr. ¨La vida empieza a terminar, el día que dejas de hablar de las cosas que realmente son importantes¨. Les invito a mantenernos vivos, más observadores que nunca, veamos el fondo y no solo la superficie de los acontecimientos. Y estemos dispuestos a manifestar los valores que queremos ver reflejados en el mundo siendo ejemplo en todo aquello que hagamos.

Desde la plataforma de Las Mujeres y Nuestro Papel en La Política, Lilia Sixtos, me despido.