Nos dicen los expertos que la necesidad de jugar es algo que debemos de tomar muy en serio. Y no solamente cuando somos niños, sino toda nuestra vida. El juego, propiamente dicho, es aquel que no lleva necesariamente implícita la competencia, ni un marcador, ni le importa contar calorías. El juego puro, no tiene un propósito determinado, tiene valor por sí mismo, el objetivo es divertirse. En él, todos ganan solo por el hecho de estar participando. Es una actividad voluntaria, entretenida y que hace perder la sensación del tiempo.
Los estudiosos del juego nos dicen que algunos de sus beneficios son desde neurológicos, sicológicos, sociales, hasta fisiológicos. Además el juego ayuda a desarrollar los músculos y a mantener saludables las articulaciones, aumenta la producción del factor neurotrópico del cerebro, conocido como endorfinas y nos orienta a practicar movimienos que serán de mucha utilidad para toda la vida.
El Dr, Stuart Brown creador del Instituto del Juego, ha dedicado muchos años de su vida a investigar los efectos positivos de participar en actividades de juego. Algunos de los beneficios que brinda el juego son:
Permite aprender nuevas habilidades físicas y mentales. Estimula la creatividad y el liderazgo Prepara para el trabajo en equipo. Enseña a tomar decisiones. Genera confianza a tomar riesgos. Vuelve a las personas más flexibles y adaptables.
En el pasado jugar significaba inventar juegos. Tomar una caja, meterse en ella, convertirla en un carrito, edificio o montaña. El tomar una pelota y aventarla sin dejarla caer, pintar figuras en el piso con gis y brincar con un pié haciendo distintas combinaciones, trepar a los árboles, hechar carreras, jugar «quemados», «las traes», o «las escondidillas». Otro tipo de juegos eran las rondas, canciones que nos indicaban las acividades o movimientos que había que hacer. La casi olvidada «Doña Blanca», o «A la víbora de la mar». Muchos de estos juegos se llevaban a cabo al aire libre, a los niños nos gustaba jugar en el patio, en el parque o fuera de la casa de los amigos.
Las mamás sabiamente nos sugerían juegos y actividades que nos permitían estar algún tiempo recibiendo los rayos del sol y el aire fresco. Hoy sabemos que estos dos factores contribuyen a sentir felicidad y contento, ya que está comprobado que los ojos de los seres humanos necesitan al menos dos horas de recibir la luz solar al día y que la falta de ésta puede provocar depresión.
Por el contrario, hoy en día el juego se ha convertido en una actividad solitaria y de encierro. Una gran cantidad de niños matan el aburrimiento con juegos electrónicos, un monitor de juego, desde los de bolsillo, hasta las grandes pantallas. Muchas veces con audífonos e interactuando con un jugador virtual preprogramado. Aislándose por completo de las personas que los rodean y de su medio ambiente.
Cada vez más los niños están llevando una vida más y más sedentaria. Esto sin contar que muchos del contenido de estos videojuegos tienen que ver con violencia o agresividad. Donde el niño personifica a un jugador que tiene ya diseñada una personalidad prediseñada que no deja espacio para la exploración y al desarrollo de su propia individualidad.
Necesitamos recuperar la escencia del juego, las idas al parque, la importancia de los amigos, las risas, la convivencia y el uso del cuerpo y de la mente de manera creativa. Los adultos tenemos doble tarea. Enseñar y motivar a los pequeños a esta clase de juegos simples y divertidos, así como permitirnos a nosotros mismos jugar más. Darnos el tiempo de jugar sin sentimientos de culpa. La sociedad hoy parece que premia a los que se definen como workaholics, ¿porqué no tener momentos de playaholics también?
Debemos romper la rutina de trabajo dándonos por aquí y por allá 10 minutos para jugar, encestar un balón, bromear, organizar un pequeño juego en el trabajo o la oficina, en fín, incluir en nuestra agenda momentos divertidos que nos recarguen de energía y endorfinas para balancear nuestros largos días de intensas responsabilidades.
Cuando se trata de saber si hemos hecho buen trabajo como mamás, los hijos son los que nos dan la respuesta.
En el momento de iniciarmos en el hermoso camino de ser padres, las emociones que sentimos pueden ser muy variadas: ansiedad, gozo, inquietud, temor, alegría, felicidad, ilusión.
Todas estas emociones son el producto de saber la gran responsabilidad que implica tener en nuestras manos la vida de seres tan frágiles que al principio de su vida dependen entramente de nuestra habilidad y forma de cuidarlos.
Recuerdo el momento en que la enfermera me hizo firmar unos papeles en el hospital donde nació mi primera hija hace ya 17 años. La sensación de firmar de recibido a una bebé que estaba sana y llena de vida, lista para salir al mundo y que esa firma significaba que de ahí en adelante dependería de mí su vida, su integridad, su salud, su educación, hizo que me salieran las lágrimas.
Me pude dar cuenta al recibir a mi primer bebé en mis brazos, que era un Ser Humano lo que se me estaba entregando y que para toda la vida esa unión y conexión que ya habíamos empezado a sentir desde que estaba en mi vientre, sería para toda la vida… quizá para toda la eternidad.
Me inicié como mamá con tanto gusto, con temor al principio de no saber siquiera como bañarla o reconocer si necesitaba comer, o dormir, o ser abrazada. Sin embargo, cada minuto que pasaba me dí centa que ella y yo teníamos una comunicación muy profunda, plena y constante.
Al nacer mi segundo hijo, 10 años atrás, me sentía con mucha más seguridad. Los primeros 6 años de ser mamá me habían dado la certeza de que ser mamá era algo bello, natural y que podía hacer un buen trabajo por segunda vez. En esta ocasión, fué un niño. Fuerte y muy activo y a diferencia de lo que yo imaginaba, fué como volver a ser mamá por primera vez.
Ahora cuidar de un bebé varón tenía otras características. Aprendí de nuevo a ser mamá, pues cada hijo es único, tiene su propio ritmo, caracter, horarios y temperamento.
Había desde hacía varios años leído ya muchos libros en relación a la formación de las experiencias y creencias en la mente de los pequeños, así que puedo decir que me sentía con más armas que la mayoría de los papás que yo conocía para ir formando desde casa a mis propios hijos.
Recuerdo que cuando supe que los niños a la edad de 7 años han oído la palabra «NO» decenas de miles de veces, hice el propósito de encontrar otra forma de comunicarme con ellos cuando estuvieran haciendo algo que fuera incorrecto o peligroso para ellos. Encontré la expresión «HEY», como una forma de llamar su atención para después decirles, mira esto, hazlo con cuidado, vamos por este otro lado, pongamos eso en su lugar, etc.
Mi papá que observaba siempre que lo visitabamos cómo nos desenvolvíamos como mamás todas sus hijas, siempre admiró la forma en que con cuidado, atención y amor íba dando dirección a las actitudes y acciones de mis hijos. Hoy en día sé que admira mucho el resultado que vamos teniendo en su formación.
Cuando mi hija se acercaba a los 12 años, amigas y familiares me decían: «Espera a que llegue a la adolescencia, cuando les entra la punzada y entonces sí vas a ver que terribles se ponen los hijos.» Cada vez que oía ese comentario yo respondía, yo me estoy preparando para disfrutar de ese momento en la vida de mi hija; y efectivamente, estos años han sido una delicia.
Ha sido maravilloso tener conversaciones con ella sobre su trancisión a la vida adulta, descubrir juntas sus talentos, pasiones, sueños. Acompañarla de compras o al salón de belleza verla experimentar con estilos, colores buscando encontrar su propia personalidad. Conocer a sus amigos y amigas, saber cómo se divierten, actualizarme en música, videos y programas de cómputo… ha sido fabuloso.
Con mi hijo de 10 años, he aprendido a disfrutar de los juegos de niños, jugar a las escondidillas, observarlo en sus clases de natación, karate o gimnasia e incluso gritar emocionada en sus partidos de futboll soccer.
Le hemos enseñado a tener una buena relación con el dinero desde pequeños, aprender a ahorrar, a invertir, a planear, a trabajar por metas, a ser generosos, a apartar dinero para dar. Es muy gratificante ver a un niño de esa edad que puede tener sus ahorros en un frasco frente a él sin sentir que tiene que correr a gastarlos y que a cambio está pensando cambiarlos por una moneda antigua o ponerlos en el banco preguntando cuál es la mejor taza de interés.
Lo que nosotros como padres podemos dar a nuestros hijos en formación, valores, y principios es invaluable. No debemos perder la oportunidad de ir cuidando su desarrollo físico, mental y emocional.
Estas dos últimas noches mi pequeño estaba enfermo, con fiebre y sintiéndose realmente débil fisicamente. Hoy por la mañana se levantó diciendo: «Mamá, gracias por cuidarme estos días, sobre todo en las noches». El no recordó que era el día de las madres en México, pero su agradecimiento y su abrazo fué tan espontáneo que valió por eso todavía más que el abrazo y el beso que la tradición marca.
Hace una semana, cuando me vió saludando y acariciando a dos pequeñitos de 3 y 1 año de edad de una familia cercana, me dijo: «Mamá, yo creo que sus papás se dieron cuenta que tú sabes cómo tratar a los niños muy bien, ojalá que aprendan como tú lo haces». Solo le sonreí y le dije, ellos como papás también están aprendiendo, ojalá les haya ayudado.
Un ratito más tarde, ya en el coche se quedó un rato callado y me dijo: «Mamá, ¿sabes? yo creo que has hecho muy buen trabajo conmigo».
Cuando mi hijo me dijo esa frase no pude mas que parar a un lado el auto y decirle viéndolo a los ojos. «Mi niño, tú no sabes lo que esas palabras significan para una mamá. Gracias por hacerme sentir que he sido una buena mamá«.
No hay mejor reconocimiento para una madre que el que sus propios hijos le pueden dar.
¡Que grandes emociones se viven durante las Olimpiadas! Vemos una y otra vez grandes historias donde la voluntad, disciplina y carácter logran vencer todos los obstáculos. Pero… ¿hay algo más? ¿Hay algún ingrediente secreto que logra la diferencia entre no…
El tema de la sombra es complicado y difícil de tocar. Sicólogos, terapeutas, filósofos, han buscado explicarlo y ayudar a las personas a reconocerla y trabajar con esa parte de nosotros mismos. He escrito este pequeño cuento sobre la sombra…. espero les ayude a comprender más sobre su influencia en nuestras vidas.
“La Sombra»
Un hombre iba caminando por un sendero y volteaba continuamente hacia atrás apretando los puños como si se defendiera de alguien que lo atacara. Un sabio pasaba por ahí y al verlo le preguntó. «¿Con quién peleas, buen hombre?”.
El hombre le dijo: «Contra uno que me viene persiguiendo». El hombre sabio le dijo: «Nadie te viene persiguiendo, es tu sombra la que te acompaña siempre”.
«Pues quiero que se vaya» replicó el hombre.
«No hay forma de que se vaya, pues es parte de tí”. dijo el sabio.
“Pues entonces que desaparezca, me inquieta, me asusta, me avergüenza”. Insistió el hombre“Sólo hay una forma que desaparezca”, dijo el sabio, y es trayendo tu sombra hacia la luz, viéndola de frente, aceptándola, abrazándola. La luz que puede alumbrarla es la luz de tu consciencia. Solo así dejarás de estar inquieto, solo así cesará el miedo y la vergüenza dará paso a la compasión y al amor por tí mismo. Aprenderás que todos tenemos una sombra, que cuando vemos en otro algo que nos molesta, en realidad estamos viendo el reflejo de nuestra propia sombra en esa otra persona. Por eso la rechazamos, peleamos con ella, nos sentimos atacados y creemos que somos mejor que los demás. Cuando aceptamos nuestra propia sombra podemos aceptar también que el otro está luchando contra su propia sombra y podremos no engancharnos, no defendernos y a cambio brindarle amor y comprensión también.” Concluyó el sabio.“Pero eso es muy difícil”. Abatido dijo el hombre, «me dá miedo acercarme a mi sombra”.“Así es, lo que te pido es el acto de mayor valentía que como hombre puedes llevar a cabo, que es amar la parte de tí que no quisieras que existiera. Sin embargo, es ahí donde te reconciliarás contigo mismo, aprenderás a perdonarte, a ser más humilde y a juzgar menos. Te sentirás menos observado y atacado por los demás, porque entenderás que en realidad todos somos espejos de las sombras de los demás”.El hombre suspiró, miró al cielo, relajó sus brazos, abrió sus puños y puso su mano derecha en su corazón y dijo con los ojos cerrados: “Querida sombra, ven conmigo, no pelearé más contigo, no te negaré ni me sentiré avergonzado de tí. Estaré atento a observar en qué momento surges y dirigiré la luz de mi consciencia hacia tí para que te fundas en mí como parte de mi humanidad”.Dicho esto, el hombre abrió sus ojos, miró al sabio con una ligera sonrisa y prosiguió su camino.
¿Qué es el Ego? El ego es para empezar una ilusión. Es la idea que tenemos de nosotros mismos, se expresa a través de imágenes, conceptos, creencias, opiniones que tenemos de nosotros mismos y de los demás.
Se forma desde muy temprana edad, cuando de bebés comenzamos a captar el efecto que causamos en las personas que nos rodean. Las reacciones que tienen hacia nosotros. ¿Nos sonríen, nos cuidan, nos afirman? O, por el contrario, ¿nos rechazan, nos descuidan, nos ven con severidad?
Cada palabra que oímos sobre nosotros o sobre alguna otra persona, o sobre algún hecho comienzan a moldear nuestra mente y nuestros programas mentales. Tienen mucha fuerza porque habitualmente esos comentarios y reacciones las escuchamos de las personas de quien depende nuestra vida. Literalmente así es, dependemos para sobrevivir de quién nos atiende, cobija, alimenta y protege.
Esa imágen de nosotros mismos la tenemos en nuestra mente, y tiene más fuerza incluso que lo que vemos de nosotros en un espejo. Cuando estamos frente a un espejo y vemos nuestra imagen, sabemos que esa imagen no somos en realidad nosotros, es solo un reflejo, una proyección. Pero esa proyección pasa por un filtro que tiñe de distintos matices esa imagen.
Podemos estar delgados y considerarnos pasados de peso; o bien, podemos ser físicamente agradables y sin embargo, no gustarnos. Si alguien alguna vez nos criticó o se burló de nosotros, pudiéramos adoptar esa crítica y hacerla nuestra, de tal forma que aprendemos a criticarnos a nosotros mismos.
Si la formación de nuestro Ego se comenzó a formar desde tan temprana edad, ¿cómo hoy podemos comenzar a descubrir realmente quienes somos? La respuesta tiene que ver con un plano mucho más profundo que el plano físico. Si nuestro cuerpo físico con sus capacidades, emociones, pensamientos y personalidad tarde o temprano dejarán de existir. ¿Qué es lo que nunca perecerá, qué es lo que siempre ha existido?
Nuestro verdadero Ser.
No lo podemos ver con los ojos externos, pero podemos ponernos en contacto con él internamente.
Todas las culturas han reconocido esa fuerza, energía, esencia divina que nos anima. Cada cultura le da nombres diferentes, pero todas coinciden en aspectos fundamentales.
Es positiva, es generosa, amorosa y expansiva. Acepta sin juzgar; no critica; une, en vez de separar. En armonía y comunión con la Fuente de esa energía vital nos sentimos completos, plenos, seguros, protegidos y amados.
Quizá lo más importante es tomar consciencia cada vez que el Ego y sus manifestaciones quieren hacernos creer que eso es lo que realmente somos. Podemos comenzar a diferenciar cuando la voz interna que escuchamos es la voz del Ego o la de nuestro verdadero Ser.
Un pequeño ejercicio para lograrlo es cerrar los ojos, concentrarnos en nuestra respiración, poner atención en inhalar y exhalar y mantenernos así por unos minutos. En ese silencio solamente hacer mentalmente la pregunta: ¿Quién soy? y mantenernos en silencio….. a medida que practicamos comenzamos a sentir paz, tranquilidad y una sensación de unión. Eso es una buena señal… quiere decir que vamos por un buen camino…
El Día Internacional de la Mujer corre el riesgo de volverse un día superficial en el que enviamos fotos bonitas, buenos deseos y felicitaciones a las mujeres que conocemos. Veámos cómo y cuándo se origina la necesidad de tener un día al año donde reflexionemos y hagámos conciencia sobre la vida de las mujeres. Aquí va un poco de historia.
El primer Día Internacional de la Mujer tuvo lugar el 19 de marzo de 1911. Un año antes durante la celebración de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, se aprobó por unanimidad establecer ese día como efeméride para luchar por la causa de la mujer. En esa fecha se exigieron para las mujeres el derecho de voto y el de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral… 101 años después, algunos de estos derechos aún siguen siendo olvidados.
Lo que muchos no saben es que cada año el Día Internacional de la Mujer busca mejorar algún aspecto de los derechos de la mujer. Por ejemplo, el tema oficial del Día Internacional de la Mujer del año 2011 fué «La igualdad de acceso a la educación, la capacitación, la ciencia y la tecnología: Camino hacia el trabajo decente para la mujer».
El Día Internacional de la Mujer 2012 busca promover el desarrollo de las mujeres del área rural, quienes representan un papel fundamental en el desarrollo de las economías globales. El lema oficial del Día de la Mujer 2012 es: “Habilitar a la mujer campesina y acabar con el hambre y la pobreza”, ha indicado el secretario general de las Naciones Unidas.
Esto, debido a la falta de oportunidades que para las mujeres de nuestra época aún existe en algunas regiones del mundo donde no tienen acceso a la educación en la misma medida que el hombre.
«Las mujeres y las niñas sufren una de las tasas más altas del mundo de falta de educación. La UNESCO estima que cerca del 80% de los 67 millones de niños sin escolarizar vive en áreas rurales, y que la mayoría de éstos son niñas. Las jóvenes provenientes de hogares rurales son el grupo social que tiene menos probabilidades de tener acceso a la educación. Los porcentajes de analfabetismo en el ámbito rural prácticamente doblan a los de las áreas urbanas, y esa diferencia es aún mayor en el caso de las mujeres. Esta situación impide progresar en los objetivos de desarrollo y obstaculiza el crecimiento económico rural. Mejorar la educación de mujeres y niñas rurales es fundamental para poder alcanzar la igualdad de género y la erradicación de la pobreza», dijo la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova.
Por eso, más allá de reivindicar el papel de la mujer como madres, esposas, hijas o figuras políticas, el verdadero objetivo de este día es que brindemos mayor apoyo a niñas, jóvenes y a mujeres de todas las edades a prepararse, estudiar, acudir a centros educativos. Al brindarles los medios de alimentar sus talentos, mejoramos sus habilidades intelectuales y emocionales, dándoles el lugar que se merecen en un mundo que cada vez más necesita la visión femenina para atender las grandes necesidades de nuestra época.
Te invito a regalar un libro o un juego educativo a cualquier niña o adolescente que conozcas que no tiene aún acceso a la educación. Juntos podemos lograr la diferencia en la vida de una mujer.
¿Quieres contarnos alguna historia? Hazlo cuanto antes enviándonos tus comentarios a este artículo.
¡Un abrazo fraternal a todas las mujeres del mundo!